La imagen que proyecta una empresa en el mercado y su posicionamiento de marca son factores claves que pueden, inclusive, definir sus éxitos o fracasos.
Anualmente, se invierte mucho dinero en publicidad y cada día se incluyen más y mejores técnicas de marketing digital para potenciar el negocio.
Sin embargo, los consumidores poco a poco van conociendo mejor las maniobras publicitarias y se han vuelto desconfiados. Para determinar realmente los mejores productos y servicios, o para detectar a empresas innovadoras, comienzan a valer más las referencias de otros usuarios.
Con el avance de las redes sociales, el poder y velocidad de la comunicación, la tendencia es buscar opiniones y reseñas de usuarios y personas conocedoras del negocio para decidir si comprar o no.
Ahora bien, ¿quién mejor para dar fe de la calidad de una compañía que las personas que trabajan en ella? Aunque no sea lo primero que venga a la mente, los colaboradores pueden ser los mejores embajadores de marca y una potencia de marketing para el negocio.
Los colaboradores tienen un alto nivel de credibilidad por su cercanía con la compañía. Los potenciales clientes confiarán en sus opiniones como usuarios pero, además, en su conocimiento del servicio/producto y esto le agrega valor a sus referencias.
Que los trabajadores de una compañía se conviertan en embajadores de marca de la misma, no solo trae ventajas en la publicidad y las ventas, también tiene impacto en la cultura organizacional, en el sentimiento de pertenencia de las personas y en la imagen corporativa ante futuros talentos que se quieran unir a la organización.
Las compañías que confían en sus trabajadores como embajadores de marca proyectan la imagen de ser empresas innovadoras, humanas, que ven en las personas valor más allá del empleado que solo hace su trabajo y al terminar el turno se desliga de la corporación.
Mostrar una conexión entre el colaborador y la marca es la mejor manera de proyectarse como una empresa de calidad, moderna y transparente.
Por supuesto que esta proyección de marca, a través de los colaboradores, debe darse de manera orgánica. Debe surgir de la identificación con la empresa y la confianza en lo que se está ofreciendo.
Además de tener servicios y productos de calidad, se pueden agregar incentivos, como descuentos o promociones corporativas, que hagan que las personas que trabajan en la compañía se conviertan en los mejores clientes.
También es necesario educar. Puede que los colaboradores sean usuarios felices de su propia empresa, pero no lo transmitan de la forma adecuada.
Se pueden generar talleres u otras ocasiones de aprendizaje en la que se compartan conocimientos acerca del uso de las redes sociales, su poder y cuál es la mejor manera de potenciar la marca a través de ellas.
Todo esto aunado al hecho de tener un buen clima laboral y una cultura organizacional de solidaridad y apoyo a la empresa.
Si los trabajadores no están satisfechos con la compañía difícilmente harán buena publicidad de ella, ni siquiera siendo usuarios satisfechos de sus productos o servicios.
Es importante que antes de comenzar a aplicar estrategias para transformar a los colaboradores en embajadores de marca, se haga un sondeo del ambiente laboral y la satisfacción, así como de la conexión que tengan con la marca y su imagen del a empresa.
Si se cuenta con un equipo feliz y alineados con la organización, es solo cuestión de generar un buen plan y pulir los conocimientos para potenciar la marca de la compañía a través de la familia que la conforma: sus colaboradores.