La decoración de una oficina no solo repercute en el estado de ánimo, sino también en la productividad de los trabajadores. Su importancia radica en ofrecer espacios cómodos, que promuevan el buen desempeño de las tareas y generen una sensación general de bienestar.
La iluminación, el mobiliario, el color y la distribución de las oficinas son algunos de los factores que motivan a los empleados e inciden en la forma en que trabajan, por lo que es necesario considerar oficinas que dispongan de los servicios y la decoración necesaria para facilitar e impulsar las actividades empresariales.
Contar con oficinas que se adapten a las necesidades de los empleados, ofrece múltiples beneficios a la empresa.
Las personas trabajan alrededor de 9 horas al día, por lo que el estrés y el cansancio pueden afectar su rendimiento y estado de ánimo. Una buena decoración del espacio es indispensable para que se sientan motivados y con energía, y puedan realizar sus actividades con mayor eficiencia. Prestar atención a los colores es importante, dado que tienen la capacidad de transformar el ambiente y condicionar el ánimo de los trabajadores.
Trabajar en espacios agradables estimula el flujo de ideas y, por tanto, la resolución de problemas y la creatividad. Es importante que la oficina tenga el mobiliario adecuado para que puedan moverse libremente y puedan tener momentos de relajación, así como espacios comunes o privados donde se promueva el diálogo interno.
Los espacios organizados, limpios y con una buena combinación de colores y elementos, promueven la concentración. Deben contar con escritorios amplios, áreas despejadas y muebles con suficiente capacidad de almacenamiento para evitar distracciones e influir en la productividad.
Al tener espacios bien distribuidos, la comunicación entre compañeros se ve favorecida. El intercambio de ideas se da con mayor facilidad, se generan espacios de mutuo apoyo y se vuelve más estrecha la relación con la compañía. De igual modo, mejora el flujo de trabajo porque la información se comparte de forma directa entre áreas, evitando entorpecer las actividades de todos.
Tener espacios que mantengan a los trabajadores felices y con buena relación con sus compañeros, permite mejorar el clima laboral, lo que a su vez ayuda a retener al talento humano, mejorar la imagen de la empresa como empleador y a aumentar el rendimiento.
Una postura incorrecta puede perjudicar la salud de los trabajadores a largo plazo, por eso es importante incorporar muebles ergonómicos que cuiden su espalda, brazos y piernas. Las sillas y escritorios deben tener las medidas necesarias para ofrecer comodidad aún tras jornadas largas de trabajo, y complementarse con accesorios tecnológicos, como soportes para laptops, que les dé la altura adecuada para evitar el encorvamiento.
La iluminación influye directamente en el estado de ánimo, y puede beneficiar o perjudicar el desarrollo de las actividades. Una mala iluminación puede ocasionar fatiga visual, dolor de cabeza, cansancio y estrés, lo que da como resultado poca concentración y un menor rendimiento de trabajo.
Para evitarlo, hay que priorizar la luz natural en las oficinas. Elegir espacios con amplias ventanas y suficientes entradas de luz otorgará una mayor sensación de bienestar, así como un menor consumo de energía. Al acomodar los muebles se debe cuidar que el exceso de luz no entorpezca las actividades ni se produzcan reflejos incómodos en las pantallas.
De igual modo, deben estar acompañadas de luces artificiales, que sirvan de apoyo en las horas de menor luz. Deben ofrecer suficiente intensidad lumínica (según las tareas que se estén realizado), y parecerse a la luz natural.
Las temperaturas extremas también afectan la productividad laboral, por lo que las oficinas deben contar con sistemas de aire acondicionado o calefacción debidamente controlados para no intervenir en el bienestar de los empleados. Una mala regulación de la temperatura puede provocar mareos, fatiga, temblores y más, por lo que preguntar a los trabajadores sobre cómo sienten el clima permitirá realizar los ajustes pertinentes.
Las plantas le dan un toque de color a los espacios, al mismo tiempo que generan ambientes más frescos y relajantes. Ayudan a reducir el estrés, mejoran la calidad del aire, disminuyen el ruido y reducen la propagación de enfermedades, dando como resultado un menor absentismo. Se pueden colocar plantas en los pasillos, las áreas comunes y en los escritorios. Una buena alternativa para los lugares pequeños son las suculentas o cactus, ya que no ocupan mucho espacio y no requieren tantos cuidados.
Tener un lugar desordenado impide encontrar documentos de forma rápida y disponer de los materiales o papeles que realmente se necesitan. En este sentido, los archiveros y estantes ayudan a tener oficinas más ordenadas, lo que permite ahorrar espacio, proteger documentos importantes y ser más eficientes en las tareas. Los muebles verticales son la mejor opción, porque disponen de más cajones para almacenar y no entorpecen la movilidad.
Para que la oficina transmita un ambiente relajado, armónico y de concentración, se deben incluir los colores claros. El blanco es perfecto porque vuelve los espacios más luminosos, los hace lucir más grandes y no se convierte en un distractor. Otra opción es el color crema y el amarillo, aunque este último se recomienda en una sola pared. No hay que olvidar que las instalaciones influyen en la imagen de la empresa, por lo que los colores deben ayudar a transmitir profesionalismo y confianza.
Sin duda, la productividad de los empleados se ve influenciada por su nivel de satisfacción, por lo que ofrecerles oficinas cómodas y agradables se traducirá en un mejor desempeño, lealtad, y mayor crecimiento para la empresa.