Hoy en día es sabido que las acciones diarias de cada persona tienen repercusiones para la sociedad y el medio ambiente. Esto se traslada a la oficina, donde la gente pasa la mayor parte de su día y las actividades, especialmente industriales, pueden tener un efecto aún mayor en el ecosistema.
Es por esto que, en los últimos años y con el aumento de la conciencia ecológica a nivel de sociedad, la sustentabilidad en las empresas ha tomado un papel trascendental, aumentando la tendencia de las compañías de convertirse en una empresa verde.
Esto considerando los beneficios que trae tanto para la misma institución como para el mundo.
Es aquella cuyos propósitos y acciones integran equitativamente los ámbitos financieros, sociales y medioambientales.
Aunque el camino a la sustentabilidad no es sencillo, hoy en día se hace necesario, no solo por la ayuda que significa en el planeta, sino también porque, las personas ya no solo están satisfechas con tener tecnología en las empresas, sino que estos además sean eco-amigables y se adapten a solucionar problemas humanos más importantes.
Incluso, estudios indican que la gente considera competitiva a una empresa si esta tiene estrategias sustentables.
El primer paso es plantearse la identidad de la institución, considerando dos componentes: el compromiso interno con la misión, que inicia desde los altos niveles ejecutivos hasta desembocar en los colaboradores de la compañía, y el compromiso con factores externos, es decir, aprender la importancia de influir en distintos stakeholders, entendiendo qué problemas afectan a estos y cómo puede ayudar a mejorarlos.
Luego, se necesita desarrollar esta identidad, estableciendo una cultura organizacional de apoyo para que los miembros de la empresa sean capaces de ejecutar su misión.
Como parte de esta cultura, se debe incentivar la innovación, tener una buena gestión del cambio y generar un buen nivel de confianza en los colaboradores para que puedan alinear sus convicciones y acciones con los compromisos de la empresa.
Es un factor fundamental para poder considerarse una empresa verde, generando además un ahorro en costos. Algunas recomendaciones son, por ejemplo, utilizar equipos de bajo consumo, iluminación eficiente(LED) o instalar las oficinas en edificios ecológicos.
El mundo digital no solo sirve para optimizar procesos y no se trata solo de aumentar la tecnología en las empresas: es además una política sustentable, ya que evita, entre otros, la utilización excesiva de papelería (reciclando además lo que sí se utilice) y de cartuchos de tinta, que son contaminantes.
Es la tendencia actual de las compañías: hacer parte del proceso de creación de valor a la comunidad, haciendo un beneficio mutuo, tanto económico como social.
Algunos ejemplos son la compra de materias primas a productores locales, o capacitaciones y colocaciones laborales a miembros de la comunidad.
Se puede aportar al medio ambiente creando condiciones de trabajo sustentables en la empresa, incentivando actitudes ecológicas por parte de los colaboradores.
Por ejemplo, estimulando el uso de medios de transporte eficientes o simplemente el home office para evitar traslados, o bien, incentivando el uso eficiente de las instalaciones eléctricas.
Además de lo mencionados, existen muchos otros factores a considerar y maneras de aportar como institución a cualquiera de los stakeholders involucrados, sea la sociedad, el medio ambiente u otros.
Lo importante es que, de algún modo, la empresa se haga cargo de problemas amplios que afecten a su entorno y que construya valor sin necesidad de destruir su ambiente.