Una propuesta de valor es aquella que tratará de convencer a tu audiencia objetivo de que deben acudir a ti y no a tu competencia.
Está compuesta de relevancia, valor y diferenciación. Revisemos brevemente estos tres componentes:
Pero, sobre todo, el valor debe ser algo fácil de entender, para que la audiencia se sienta identificada.
El precio es lo primero que el consumidor verá en un producto. Recuerda que un buen precio no es el sólo el más barato, sino el más razonable para un producto de calidad.
Para hacer que tu producto o servicio tenga éxito, tienes que darle un toque de frescura a la propuesta. Los clientes esperan nuevas cosas, no recibir siempre lo mismo.
Considera qué tanta presencia tiene tu marca en el mercado. Si aún es poca, debes trabajar primero en ello. Por ejemplo, crear una estrategia de relaciones públicas, generar contenido impactante y atractivo para ser compartido en medios que lleguen directamente a tu nicho de mercado, puede ser una manera de darse a conocer como marca.
Pregúntate por qué el cliente te comprará a ti. Si logras hacer que el producto resuelva una necesidad, el cliente estará seguro de que es conveniente adquirirlo.
Asegúrate de tener un diseño atractivo para el producto. Muchas veces, un buen diseño es lo que hace falta para derrotar a la competencia.
La audiencia no es algo uniforme. Debes tener la suficiente visión para dividirla en segmentos y dirigir tu propuesta hacia uno en específico. Esto debes hacerlo en todos los ámbitos de tu negocio. Es el pilar de una empresa eficiente.
Una vez que hayas elegido un segmento de la audiencia, debes reconocer el cliente que pertenece a él. Piensa qué es lo que dicho cliente desea, cuáles son sus necesidades, qué espera encontrar en un producto, qué tipo de ofertas le gustan más. Toda esta es información crucial y beneficiará tu empresa.
Entender contexto es clave para una empresa eficiente. Con contexto nos referimos al panorama de mercado en el que te encuentras y en el que lanzarás la propuesta de valor. Pon atención para identificar si ya existen productos similares, cuáles son sus precios y, sobre todo, cuáles han sido los aciertos y errores de la competencia.
Para tener una propuesta de valor verdaderamente efectiva debes ponerte en los zapatos del cliente. Para lograr esto es importante realizar pruebas o sondeos. Tener feedback es muy importante para poder predecir cómo la audiencia va a recibir tu producto.
Con estos cuatro elementos, podrás definir la experiencia total. Esto es importante a la hora de diseñar la propuesta ya que, muchas veces, lo que estás vendiendo no es un producto o un servicio, sino una experiencia que el cliente va a vivir. Si lo manejas de este modo, es más que probable que consigas una gran cantidad de clientes.
Algo importante a tomar en cuenta sobre las propuestas de valor para tu negocio, es que la vida de un producto no termina ahí. Las mejores marcas son aquellas que saben reinventarse día con día. Apenas termines una propuesta de valor, ¡ya debes estar pensando en la siguiente!