Una empresa, como toda sociedad, se compone de personas con experiencias y perspectivas diversas que, al integrarse, contribuyen a aumentar la efectividad en la toma de decisiones. Lejos de ser una tendencia reciente, la diversidad en el ámbito de los negocios es un verdadero pilar para alcanzar el progreso y el desarrollo de nuevas y mejores soluciones para todos.
Cada día es más evidente que las empresas más fuertes, estables y verdaderamente exitosas son aquellas que deciden ejecutar acciones concretas para construir un ambiente laboral diverso. En este artículo podrás aprender acerca del papel vital que juega la diversidad y la inclusión en la cultura empresarial y cómo el abrazar ambos valores es una de las estrategias más inteligentes para alcanzar el triunfo organizacional.
Hoy en día no basta con ofrecer soluciones promedio a un cliente que difícilmente podrá elegir de entre muchas opciones similares en el mercado. Por ello, la diversidad de talentos y experiencias se vuelve crucial para que una organización logre destacarse en un ambiente competitivo.
La complejidad de la era moderna ha traído necesidades nuevas para todos. Las empresas no solo deben proveer un producto o servicio, sino también crear una experiencia completa que brinde satisfacción de manera orgánica a sus clientes.
La diversidad es una parte fundamental del enfoque en soluciones más innovadoras y creativas. De acuerdo con Boston Consulting Group, las empresas con equipos de gestión más diversos tienen ingresos un 19% más altos debido a que destacan por su innovación. Esto se debe a la incorporación de perfiles versátiles con habilidades poco convencionales y la capacidad de adaptarse en ambientes dinámicos.
No es un secreto que, entre más inclusivo sea un espacio de trabajo, más efectivos serán los resultados desarrollados en este. La creación de un ambiente laboral verdaderamente inclusivo también contribuye a la satisfacción de todos los colaboradores de una empresa y, a su vez, de su rendimiento general. Así lo comprobó el estudio Diversity Matters de McKinsey & Company, según el cual la diversificación de los equipos de trabajo aumentó la productividad en un 35%.
Asimismo, las empresas que hacen hincapié en promover la diversidad logran construir valores institucionales fundamentales como la comunicación efectiva, la adaptabilidad, la colaboración y la resolución creativa de problemas. Todos estos factores son la base para integrar una cultura empresarial positiva, en la que tanto tus clientes como tus colaboradores quieran permanecer a largo plazo.
Sabemos que un buen líder no es quien impone su punto de vista, sino aquel que es capaz de guiar a través de su experiencia para procurar el bien común. Por definición, los líderes buscan activamente el mejoramiento de una organización, pero también entienden que este solo será obtenido a través del bienestar y crecimiento de las personas que la componen.
Para ello, los líderes deben buscar activamente que sus colaboradores se sientan cómodos expresando sus ideas en un ambiente de respeto, como ya ha sido el caso en muchas industrias exitosas. Por ejemplo, la directora de Diversidad e Inclusión de Microsoft, Magdalena Rogl, enfatizó la importancia de un liderazgo inclusivo en el que cada empleado se sienta escuchado y valorado por sus perspectivas y vivencias únicas.
Para ello, la apertura del diálogo es clave, pues permite la creación de dinámicas y herramientas directamente encaminadas a conocer los puntos de vista de todos los integrantes de la organización. Los líderes pueden lograr este intercambio abierto a través de estrategias formativas en las que se instruya sobre el diálogo y la crítica constructiva, y participar activamente para conocer cómo pueden brindar una mejor experiencia a sus colaboradores.
Los grandes cambios comienzan por uno mismo y es que, para crear esa cultura empresarial de diversidad e inclusión, los verdaderos líderes deben empezar por atender y mejorar sus propias prácticas empresariales. Aunque se diga fácil, esta es una ardua labor que, en palabras de Carmen Morris, colaboradora de Forbes, precisa tiempo y esfuerzo y que los líderes sean conscientes de sus acciones y decisiones, así como las de todos sus colaboradores.
Las recompensas de un liderazgo inclusivo, sin embargo, merecen todo este esfuerzo. En la medida en que un líder se convierta en un verdadero mentor para sus colaboradores, estos serán capaces de replicar sus prácticas y también construir un ambiente diverso que siente precedentes para una cultura empresarial mejor para todos.
La diversidad y la inclusión no son tendencias que podamos ignorar hasta que pasen de moda. En el centro de su existencia, estos valores contribuyen al progreso social y al bienestar de la comunidad. En este sentido, toda estructura organizacional debería estar dirigida a promover la diversidad y a implementar prácticas que aseguren su permanencia.
Una organización inteligente sabe identificar las necesidades de las personas y asume la responsabilidad de brindar una solución óptima y eficaz. Ante la persistencia de injusticias sociales, las empresas tienen la oportunidad de comprometerse a ser parte del cambio social y no solo proveer un producto o servicio, sino un mejor panorama de vida.
Desde el reclutamiento y la capacitación, hasta la prestación de servicios, las prácticas empresariales reflejan los valores de una empresa y de los individuos que la conforman. Esto se traduce en mayor rentabilidad, puesto que las estrategias producidas por equipos diversos, según un estudio de Gartner, reportaban tener un 75% mayor de probabilidad de superar sus objetivos financieros y, por ende, de tener mayores utilidades a largo plazo.
Al abrazar la riqueza de la diversidad, las empresas no solo demuestran su interés por entender las necesidades de sus clientes, sino también que están dispuestas a convertirse en agentes de un cambio social positivo. Como ya se mencionó, la diversidad se construye a partir de estrategias concretas y acciones que promuevan una cultura empresarial inclusiva para todos y todas.
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