Steve Jobs es uno de esos personajes de la historia que no necesita carta de presentación. Su nombre es sinónimo de innovación, al haber llevado a la empresa Apple a dominar la industria tecnológica, pero en esta ocasión queremos destacar su liderazgo como aquel atributo que lo llevó a convertirse en un ícono.
Abanderando el principio de “pensar diferente” para alcanzar nuevos horizontes, Jobs fue clave en industrias tan diversas como la música, la telefonía e, incluso, el cine de animación. Su legado es indudable y por eso, hemos querido dedicar este artículo a recordar algunas de las lecciones de liderazgo más importantes que nos dejó el genio detrás del iPhone.
Es bien conocido el éxito y el impacto cultural que Apple ha tenido en todo el mundo, pero ¿sabías que todo comenzó en el pequeño garaje de los padres de Steve Jobs? ¿O que este fue destituido de la empresa y solo regresó años después para rescatarla de la bancarrota?
Desde la computación y la telefonía, hasta el cine y la edición digital, Jobs se distinguió por practicar catorce principios que el autor Walter Isaacson recopiló en su libro Steve Jobs: Lecciones de liderazgo. A continuación, te presentamos las siete lecciones que más nos han inspirado:
Es común sentir la presión de que hay que incursionar en todo, pero Jobs creía justamente en lo contrario, y es que, después de todo, el que mucho abarca, poco aprieta. Para este, el verdadero desarrollo implicaba ser capaz de determinar cuáles eran las prioridades de un negocio y concentrarse en cumplirlas a la perfección.
Frecuentemente, Jobs defendía que “decidir qué no hacer es igual de importante que decidir qué hacer” y esto lo llevó a simplificar los productos de Apple y garantizar los estándares de calidad más altos del mercado.
Hoy en día pareciera que la “experiencia de usuario” está en boca de todos, pero no siempre fue así. Fue precisamente Apple una de las empresas pioneras en preocuparse por cada parte del proceso para así optimizar el uso de sus productos y brindar una mejor experiencia.
Pensémoslo: si algo distingue a los equipos de Apple es su capacidad para sincronizarse entre sí de manera rápida y sencilla, casi como un ecosistema en el que reinan el orden y la productividad. Esto es el fruto del deseo de Jobs de supervisar todo, desde el funcionamiento de un microprocesador, hasta la venta de un iPhone en tiendas, para asegurarse de que cada producto no era menos que perfecto.
Otro aspecto que distingue el liderazgo de Jobs es que, en momentos de crisis, siempre encontró la manera de dar un paso adelante y progresar. En medio del desarrollo de aplicaciones para editar foto y video, Apple se hallaba rezagada en la gestión de música de sus usuarios.
En lugar de entrar en pánico y estancarse, Jobs optó por implementar lo que ya sabía: integrar varias funciones para mejorar la experiencia del usuario, y así creó iTunes. Ahí, los usuarios podían hacer de todo, comprar, gestionar, almacenar y escuchar su música desde un dispositivo también creado para dejar huella: el icónico iPod.
Inspirado en series de ciencia ficción, como Star Trek, Jobs sabía que para lograr lo imposible, era necesario salirse del “campo de la realidad” e imaginar nuevas formas de hacer tecnología.
El líder de Apple constantemente ponía a prueba la capacidad de innovación de sus colaboradores, por ejemplo, para volver más eficiente el sistema operativo de Macintosh, o para idear diseños más elegantes para sus productos. La clave, según Jobs, era ver cada obstáculo como una oportunidad y siempre pensar en lo imposible como algo perfectamente alcanzable.
Como dice un refrán originalmente en inglés, “el diablo está en los detalles”, cada aspecto, por más mínimo que parezca, hace toda la diferencia. Podemos apreciar esta atención al detalle en el diseño de los productos Apple, que desde su empaque transmiten una armonía basada en la simplicidad y la sofisticación.
Para Jobs, no bastaba con que un celular fuera funcional, pues lo que sus clientes estaban buscando era algo más: la experiencia de abrir una linda caja, parecida a un joyero, y encontrar un pequeño tesoro que pudieran llevar a todas partes.
A pesar de ser un pionero en la transformación digital, Jobs conocía el potencial de la conexión humana personal que solo podía lograrse estando cara a cara con el equipo. Por ello es que el diseño de oficinas como las de Pixar, emporio en el que Jobs invirtió fuertemente, fomentaban los encuentros y las reuniones casuales.
Así, Jobs no sólo comprobó la importancia del espacio flexible en el flujo libre de ideas, sino también incentivó la colaboración entre personas de distintas áreas creativas.
Podrán decir muchas cosas sobre Steve Jobs, pero la conformidad no será una de ellas. Su liderazgo siempre estuvo basado en una apertura de mente, en gran parte por la época de la contracultura en la que creció y su interés en la filosofía hindú y las prácticas zen. Todo esto lo llevó a tener un temperamento rebelde y visionario, pero también una ética de trabajo intachable, motivada en un hambre insaciable por llegar más allá.
No bastan las palabras para explicar todo lo que una empresa como Apple ha significado para la historia de la tecnología y la sociedad. Aun así, en IZA, nos emociona pensar que las lecciones de liderazgo que hemos aprendido de Steve Jobs alimentan cada una de nuestras acciones y nos han traído hasta aquí.
Queremos que tú también puedas liderar a tu equipo en espacios realmente colaborativos, en el que cada herramienta te ayude a llegar a lugares nunca antes imaginados
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