PyMEs familiares ¿Cómo llevarlas al éxito?
11 may 2018 Innovación Empresarial Por: Carlo Domenech
Las PyMEs familiares son empresas creadas y gestionadas por una sola familia. Por esto, la principal característica que las diferencia del resto es su capital humano. La confianza, energía y motivación que ponen sus integrantes para lograr que el negocio funcione son elementos difíciles de lograr en otro tipo de empresas.
Además de todas estas herramientas de colaboración, suelen tener una identidad muy definida asociada a un conjunto de valores fácilmente identificables por ser propios de cada familia.
Entre las principales desventajas, se encuentran los conflictos de interés producto de la difícil separación entre familia y negocios. Y, como consecuencia de esto, los problemas de sucesión, modernización y herencia.
Por los motivos señalados, los principales desafíos que una PyME familiar debe enfrentar para convertirse en una empresa eficiente son:
- Establecer límites. Aunque parezca obvio, es importante definir con claridad los límites entre familia y negocios, para así evitar mezclarlos y caer en alguno de los dos extremos.
- Distinguir roles. Los roles familiares no necesariamente son equivalentes a los empresariales. Por esto, es necesario que en cada ámbito los miembros encarnen el papel que les corresponde y se respeten mutuamente.
- Balance entre jerarquías y cooperación. En concordancia con lo anterior, es importante buscar la complementariedad, reconocer y valorar los aportes individuales como parte de un trabajo conjunto que piensa en el interés superior del grupo familiar y de la empresa.
- Profesionalización. A medida que la empresa va creciendo e incorporando más personal externo es importante que se vaya aumentando el nivel de calificación del mismo.
Frente a este escenario, los siguientes 5 consejos son claves para sentar las bases de una empresa eficiente y triunfar en el mercado:
- Comunicación. Tener las reglas claras respecto de a quién contratar, la política de sueldos e incentivos, entre otros, es lo que se denomina un “Protocolo Familiar”, esto es la base para mantener los canales de comunicación abiertos y una buena gestión de la empresa familiar.
- Tratar la empresa como negocio. No solo dividir las aguas entre trabajo y familia, sino también profesionalizarse.
Esto significa no contratar miembros de la familia sin calificaciones o solo porque son familiares, y no dar un trato distinto a los trabajadores externos que pueda generar descontento. - Dejar todo por escrito. Tanto en lo referente al Protocolo Familiar, como en lo concerniente al estado financiero, es importante dejar todo por escrito en documentos legalmente válidos.
- Buscar asesorías externas. Parte del proceso de profesionalización consiste necesariamente en buscar herramientas de colaboración externas.
Poder evaluar los distintos procesos mediante auditorías y todo tipo de asesorías profesionales, es clave para mantener la competitividad de la empresa. - Delinear un plan de crecimiento y sucesión. Estipular las metas de crecimiento mediante un proceso colaborativo intergeneracional que aporte las visiones de cada grupo etario.
En conjunción con lo anterior, es importante crear el plan de sucesión mientras la primera generación se encuentra vigente. Esto es necesario para poder ejecutar cada uno de los pasos, evitar la desintegración de la empresa y los conflictos familiares.
Establecer reglas claras, capacitarse y empoderar a las nuevas generaciones, son las claves para mantener vigentes a las PyMEs familiares, cuya identidad y capacidad de trabajo no se pueden simplemente inventar.
Estas representan un enorme valor para la economía de un país, no solo por su peso en la actividad económica, las cuales en el caso de México, alcanzan el 90% de las unidades.
Sino también, por la identidad y potencial de desarrollo que significan para la economía nacional.
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