Ser un buen líder no es solo dar órdenes y ya. Implica tener un conocimiento profundo sobre la forma en la que inspiras y motivas a los demás. Conocer cuáles son los tipos de liderazgo, cuándo ejercerlos y cómo hacerlo es crucial para el éxito de cualquier líder.
Existen diferentes tipos de liderazgo empresarial que se pueden clasificar según el grado de autoridad, participación y motivación que ejerce el líder sobre sus seguidores. Cada estilo tiene sus ventajas y desventajas, y se puede adaptar a diferentes contextos y situaciones. A continuación, te explicamos 6 tipos de liderazgo que puedes aplicar en tu empresa.
El liderazgo autocrático se caracteriza por un control total del líder sobre su equipo. El líder toma todas las decisiones de manera independiente y sin consultar a nadie. Impone sus normas y criterios y espera que los demás los cumplan sin cuestionarlos.
Este tipo de liderazgo puede ser efectivo cuando se requiere una acción rápida y decisiva o cuando el equipo no tiene la experiencia o la confianza suficiente para participar. Sin embargo, también puede generar una falta de compromiso, motivación e innovación en el equipo, así como una alta rotación y un clima laboral tenso.
Básicamente, este tipo de liderazgo es el equivalente a ser un autoritario o un dictador en tu empresa. Al no consensuar opiniones y pensar que solo la tuya es la válida estarás afectando el crecimiento del talento que compone a tu equipo de trabajo ¡Por eso todos huyen de este tipo de líderes!
El liderazgo democrático se basa en la participación activa de los miembros del equipo en la toma de decisiones. El líder busca opiniones y aportes de los demás antes de decidir respetando sus puntos de vista y sugerencias. Así, fomenta un ambiente de colaboración, confianza y respeto mutuo.
Dicha forma de liderazgo puede ser beneficioso cuando se necesita una decisión consensuada y bien informada o cuando el equipo tiene un alto nivel de competencia y compromiso. No obstante, también puede conllevar una pérdida de tiempo, una falta de claridad o una dificultad para llegar a un acuerdo.
Los expertos coinciden en que es importante saber usar este tipo de liderazgo, ya que si se aplica en los momentos adecuados puede ayudar al crecimiento de los equipos, así como a motivarlos.
El liderazgo transaccional se fundamenta en un intercambio entre el líder y los colaboradores. El líder establece expectativas claras y ofrece recompensas tangibles a cambio de un rendimiento deseado. También, supervisa el cumplimiento de las tareas y puede sancionar los errores o incumplimientos.
Además, puede ser útil cuando se busca una ejecución eficiente y estandarizada de las actividades o cuando el equipo responde bien a los incentivos externos. Eso sí, también puede limitar la creatividad, la iniciativa y la lealtad del equipo, así como generar una dependencia del líder.
De igual forma, de que requiere del uso de estímulos para motivar a los trabajadores como lo pueden ser bonos, premios, etc.
El liderazgo transformacional se enfoca en inspirar y motivar a los miembros del equipo para alcanzar metas más allá de sus intereses personales. El líder comunica una visión clara y compartida, estimula la innovación, el cambio positivo y el desarrollo personal y profesional. Además, reconoce el valor y el potencial de cada individuo.
Este tipo de liderazgo puede ser favorable cuando se pretende lograr un alto nivel de rendimiento, satisfacción y compromiso del equipo o cuando el entorno es dinámico y competitivo. Sin embargo, también puede implicar un riesgo de idealización o decepción del líder o una falta de atención a los detalles o a los procesos.
De forma equilibrada, el liderazgo transformacional puede ser una gran herramienta para lograr un desarrollo holístico de los colaboradores.
Como su nombre lo indica, el liderazgo situacional se adapta a la situación y a las necesidades del equipo en un momento en concreto. El líder ajusta su estilo según el nivel de competencia y compromiso de los miembros del equipo, así como según la urgencia o complejidad de la tarea. De esta manera, puede ofrecer orientación, apoyo, delegación o empoderamiento según corresponda.
Puede ser conveniente cuando se trata de equipos heterogéneos o cambiantes o cuando se enfrentan diferentes desafíos o escenarios. Aunque también puede suponer una dificultad para el líder para identificar y aplicar el estilo adecuado.
Incluso, si no se aplica con el timing correcto, puede representar una inconsistencia o crear confusiones para los equipos de trabajo.
El liderazgo estratégico se concentra en la visión a largo plazo, la planificación y la adaptabilidad a los cambios en el entorno empresarial. El líder busca posicionar a la empresa de manera competitiva y anticipar las tendencias futuras. Para ello, analiza el mercado, define los objetivos, diseña las estrategias y evalúa los resultados.
Este tipo de liderazgo puede ser apropiado cuando se aspira a un crecimiento sostenido y a una ventaja competitiva de la empresa, o cuando se requiere una transformación o una reorientación del negocio.
Por otro lado, también puede implicar una falta de conexión o comunicación con el equipo, así como crear resistencia a los cambios.
Como has visto, existen diferentes tipos de liderazgo empresarial que puedes adoptar según la situación, el objetivo y el equipo que diriges. Lo importante es que seas capaz de reconocer tu estilo predominante, así como de desarrollar y combinar otros estilos según las circunstancias.
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