Si bien, la crisis económica originada por el COVID-19 ha provocado una gran lista de inconvenientes a nivel mundial, para los negocios puede ser el inicio de un mayor crecimiento empresarial. La nueva realidad obliga a que las empresas se adapten a los cambios con el objetivo de mantenerse competitivas en el mercado.
El punto de partida en este proceso es la adaptación de productos y servicios, los cuales, sin duda, deben ofrecer ventajas a los consumidores más allá de su simple uso. A continuación, se muestran algunas ideas de cómo llevar esta evolución a cabo, así como otras acciones que también influyen en esta.
Sacar un negocio adelante en tiempos de incertidumbre requiere una visión amplia y agilidad adaptativa. Y, para ello, hay que empezar por reinventar las formas de trabajo de nuestra empresa. Esto abarca desde los productos y servicios que se ofrecen hasta la forma en que se realizan las actividades y se desempeñan los equipos de trabajo.
Para el primer punto, se puede iniciar identificando la demanda de algún producto o servicio y cambiar o adaptar lo que se ofrece a dicha necesidad del mercado. Mientras que para el segundo, hay que considerar aspectos como los diseños de los espacios, la flexibilidad de horarios, la incorporación de herramientas tecnológicas y la adecuada planificación de objetivos.
Dada la crisis sanitaria, es importante detectar tanto las prioridades de los clientes, como de los empleados, promover una comunicación de confianza, incorporar formas de negocio y de trabajo que involucren tanto lo físico como lo virtual, y adquirir nuevas capacidades para innovar y seguir reinventándose a futuro.
Los cambios en los productos y servicios no deben ser radicales. La esencia de la empresa debe mantenerse, pero adaptada al nuevo contexto. Quizás no es necesario cambiarlos en su totalidad, pero sí, por ejemplo, la forma en que son entregados o el método por el cual son vendidos. Para poder realizar estos ajustes, es importante investigar nuevamente el mercado y a los clientes para detectar áreas de oportunidad.
En este proceso hay que identificar las tendencias actuales, escuchar activamente la demanda del público, estudiar lo que está haciendo la competencia, revisar los recursos faltantes (tecnológicos, materiales o humanos) y evaluar los modelos de negocio emergentes. No obstante, en todo momento hay que colocar las prioridades de los clientes como el centro del cambio, para hacer adaptaciones que realmente entreguen valor.
Los consumidores cada vez están más interesados por negocios que muestran interés por el medio ambiente. Por tanto, una buena opción es cambiar los empaques por cubiertas sustentables. Las envolturas simples, como las hechas de papel, son una excelente alternativa, ya que muestran empresas comprometidas con las necesidades actuales y reflejan la importancia de decir “más con menos”.
Otra opción también es cambiar los procesos de producción, por ejemplo, apostar por productos libres de crueldad animal o que no contengan químicos dañinos.
Adicional a lo anterior, es importante brindar un valor agregado al producto, que se adapte a las principales necesidades de los clientes. Si bien muchas empresas se han visto afectadas, la economía de la población en general también.
Pensando en ellos, es posible poner en marcha promociones o dar algún obsequio que satisfaga una necesidad relacionada con el escenario actual (mascarillas, frascos pequeños de alcohol en gel, entre otros).
Otras alternativas para satisfacer las demandas actuales son realizar entregas en el mismo día, permitir la compra en línea y la recolección en tienda, brindar asesorías o soporte gratis (como en el caso de los artículos tecnológicos), u ofrecer información de valor, que eduque y entretenga a los consumidores acerca de los productos y servicios que se comercializan.
Aun cuando la adaptación de productos y servicios es importante, la atención al cliente también representa una parte significativa. En tiempos de crisis, la comunicación no debe perderse, en su lugar, debe reestructurarse estratégicamente.
Una comunicación honesta, empática y directa es apreciada por los clientes o potenciales compradores. Ellos esperan que las marcas se pongan en su lugar y comprendan que la situación está afectando a todos por igual. El contenido promocional debe mantenerse, pero también hay que reforzar los mensajes de aliento para los usuarios.
Asimismo, es importante brindarles mayores canales de comunicación, agilizar sus procesos de compra, darles diferentes opciones de pago y asesorarlos de forma asertiva para que realicen la adquisición de su producto y servicio de la forma más informada posible.
Además, hay que darles mejores experiencias, especialmente si las compras se realizan online, ya sea por medio de recomendaciones de productos personalizadas o a través de contenidos de interés.
En un mercado tan competitivo y con una alta demanda de ciertos productos, es indispensable mantenerse a la cabeza. Aunque todo cambió debido a la pandemia del COVID-19, nada se detiene. La digitalización es un hecho y, por ello, mientras las empresas se preparan para una reapertura, deben seguir operando desde donde estén.
Por tanto, abrir nuevos modelos de negocio, así como entregar herramientas de trabajo a distancia y encontrar nuevos espacios para laborar, es indispensable para garantizar un crecimiento empresarial sostenido.
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