Actualmente el mercado laboral se ha tornado muy competitivo, cada vez son más las capacidades, habilidades y destrezas que debe reunir el personal para hacerle frente al creciente reto de mantener activas a las empresas.
Dentro de los ambientes laborales, el trabajo en equipo es imperativo. Sin embargo, entre el personal pueden surgir diferencias que obstaculicen la dinámica y el desarrollo de las actividades, además de afectar negativamente las relaciones interpersonales y la productividad laboral.
Un conflicto se trata de una diferencia de opinión que puede llevar a un enfrentamiento, donde las emociones pueden intervenir y la situación termine en una discusión. Ante esto, nace la interrogante:
Seguir las siguientes recomendaciones prácticas ayudará a superar una crisis de este tipo y mejorar tu productividad:
Evadir el problema empeorará el conflicto y puede dar cabida a otros nuevos. Se requiere de valentía enfrentarlos con la actitud adecuada.
Una causa del conflicto es la personalidad que tiene cada miembro que hace que perciba las cosas a su manera, no corresponda con lo que se espera de él y de por sentado los hechos.
También, hay personalidades que dificultan el trabajo al esparcir comentarios negativos. Por otro lado, una mala asignación de roles, la presión del tiempo y la competitividad negativa son detonantes de las discusiones laborales.
No descuidar las tareas asignadas, enfocarse y desempeñarlas en la brevedad posible no permitirá que surja el alegato de que se están descuidando las labores y perjudicando el trabajo de otros.
El profesionalismo es importante que predomine antes de ceder a las emociones, el conflicto puede estar rodeado de un ambiente pesimista y hostil, que puede bajar la moral del personal y con ello su productividad.
Para evitarlo, los miembros del equipo no deben ceder a la discusión o la incitación de otros miembros conflictivos, por el contrario, deben tener en mente que alcanzar las metas laborales es vital para la empresa, por lo que buscar objetivos en común o un terreno neutro donde asentar las bases para el desarrollo de las tareas es un buen punto de partida.
No es ideal argumentar sobre quién tiene la razón o la mejor idea, ya que puede ocasionar roces y disgustos. Es mejor exponer ideas positivas y constructivas sin rastros de hostilidad o agresividad, todos pueden aportar soluciones en vez de problemáticas.
Si en el grupo hay un conflictivo, no es recomendable entrar en polémicas con él, es mejor abrir instancias de conversación para entender los razonamientos de ambas partes, llegar a un punto común y superar una crisis.
Tener pruebas tangibles del trabajo y pensar en bases objetivas para articular o desarticular el planteamiento del miembro conflictivo, independientemente de si es agradable o no, permitirá establecer una comunicación franca basada en el respeto y reconocimiento mutuo, lo que llevará a crear una relación basada en la cooperación.
Cada persona necesita su propio tiempo para pensar y tranquilizarse. Respetar ese espacio y con paciencia sirve para replantear el asunto.
También el saber decir "no" cuando sea necesario, es una muestra de humildad y de que se es razonable con lo que se puede o no se puede hacer.
Estar dispuesto a seguir estas recomendaciones ante las discusiones laborales, sin duda ayudará a mejorar tu productividad y la actividad empresarial.