En el ecosistema empresarial actual predomina la competitividad y la excelencia. Para destacar en este entorno económico se necesitan herramientas de medición y gestión adecuadas, facilitando la mejora de procesos y la obtención de mejores resultados. Para lograr este objetivo existe un instrumento clave: el Balanced Scorecard (BSC).
El término alude a una metodología de planificación que enlaza metas con indicadores, permitiendo hacer un seguimiento detallado de la estrategia implementada por una organización.
A través de la alineación de los elementos globales (misión, valores, propósitos) y los componentes operativos (indicadores clave e iniciativas estratégicas), se consigue:
¿Cómo funciona? El Balance Scorecard -o cuadro de mando integral- utiliza 4 perspectivas para evaluar el desempeño de una entidad:
Analiza los ingresos reales de la organización y el presupuesto del que dispone. Para ello, se utilizan indicadores de liquidez, rentabilidad, sostenibilidad y ratio de endeudamiento, otorgando información de gran valor para los accionistas e inversores, quienes pueden tomar decisiones con base en datos concretos.
Para el cumplimiento de las metas de la empresa, una adecuada gestión de las operaciones es fundamental. Para definir este parámetro se deben evaluar procesos relacionados con la comercialización, distribución (logística), gestión de riesgo y todos los que estén involucrados en la cadena productiva.
Conocer el nivel de satisfacción del cliente es de vital importancia para medir el éxito de un negocio. La experiencia del usuario se estima a partir de varios factores, como la calidad del servicio o producto, tiempo de espera y número de clientes, entre otros.
La última perspectiva del cuadro de mando integral se centra en la innovación y el desarrollo para eficientizar procesos. Existen tres variables principales que se encargan de medir este aspecto: la capacidad de los empleados, sistemas y estructuras -que engloba el apoyo tecnológico que ofrece la organización al personal-, y el clima organizacional.
Las ventajas que proporciona la implementación de esta metodología en una entidad son variadas. Sin embargo, hay algunas que vale la pena destacar:
El cuadro de mando integral ha supuesto un cambio profundo en la cultura empresarial al integrar los objetivos de una organización, su estrategia y los indicadores de evaluación. Debido a ello, es una de las herramientas más usadas en la actualidad por empresas de diferentes sectores a la hora de eficientizar procesos.