El sector de tecnología financiera se encuentra en un momento de auge en Latinoamérica. En México, esto se traduce en 180 empresas que le convierten en la segunda economía con más crecimiento de la industria en la región, según el Banco Interamericano de Desarrollo.
En principio, este boom se asoció a una creciente oferta de servicios financieros a través de aplicaciones online y con menos requisitos que los solicitados por las instituciones bancarias, cualidades que incluso atrajeron a las nuevas generaciones, habituadas a utilizar dispositivos inteligentes para cualquier transacción.
En cifras, estaríamos hablando de más de 450 millones de usuarios de smartphones en el continente, 2 de cada 10 concentrados en México. Sin embargo, estas no son las únicas razones que han impulsado el desarrollo de la industria en el mercado mexicano. Otra que es fundamental es el alto porcentaje de población no bancarizada en el país.
En este sentido, el desafío que enfrentarán las Fintech en los próximos años será incluir en el sistema financiero a un gran número de personas que continúan usando efectivo para el 100% de sus transacciones. Esta parte de la población carece de servicios formales como cuenta corriente, caja de ahorro y tarjetas de crédito y ha sido un sector históricamente desatendido por los bancos.
La palabra Fintech resulta de la contracción de finance y technology, pero su oferta va más allá de aportar soluciones para los servicios financieros tradicionales. A través de estas empresas, la tecnología financiera se ha planteado como respuesta a otras necesidades y ha agilizado la consolidación de mercados totalmente digitales.
Ejemplos de lo anterior son los siguientes servicios:
Al tratarse de un sector tan joven, cuyas regulaciones continúan definiéndose, la confiabilidad de los servicios que ofrece ha sido ampliamente cuestionada. Por ello, a continuación enlistamos algunos elementos que permitirán a las nuevas empresas del sector brindar tranquilidad a sus clientes potenciales:
La innovación en las empresas debe ir acompañada por el ejercicio de la ética y, en el caso de las Fintech, la honestidad sobre el sistema financiero y la gestión de fondos deben estar entre los primeros aspectos que consideren las estrategias de comunicación con el usuario.
Las colaboraciones con empresas reconocidas -e incluso con las instituciones bancarias- pueden favorecer la integración de clientes, ayudar a construir una reputación positiva y mejorar el posicionamiento de las marcas.
Contar con un domicilio fiscal y una oficina física fomenta la confianza en los usurarios, pues contribuye a crear una imagen corporativa.
Al estar alojados en plataformas digitales, los servicios deberán estar respaldados por sistemas de seguridad con capacidad para la detección de amenazas y prevención de fraudes cibernéticos, pero también para resguardar la información sensible de los usuarios. Por su parte, las empresas deberán transmitir efectivamente el mensaje de que las tecnologías son lo suficientemente robustas para garantizar la seguridad.
Existe un porcentaje de potenciales usuarios que aún desconfía de estas compañías. Por lo mismo, un factor que deberán tener en cuenta es que en muchos casos trabajarán con clientes no bancarizados o que nunca han tenido un financiamiento. En este sentido, las Fintech tienen la responsabilidad de educar mediante el acompañamiento a los nuevos usuarios.
Es necesario que las empresas manejen un lenguaje concreto, asequible para todos y que informen cómo y para qué se van a utilizar los datos que solicitan, además de difundir que trabajan de acuerdo con las regulaciones establecidas hasta el momento por la ley Fintech.
Como hemos analizado, crear un vínculo de confianza con clientes nuevos y potenciales es un esfuerzo que no únicamente demanda compromiso con el servicio, sino también estrategias que contribuyan, mediante la educación financiera, a desmitificar la industria.
Conscientes de lo que implica esta tarea, en IZA apoyamos a los empresarios en el cumplimiento de sus metas, facilitándoles proyectar una imagen corporativa confiable a través de nuestras oficinas virtuales o espacios de coworking.