Emprender es una palabra que a muchas personas resulta atrayente. El proceso de crear una organización, desarrollarla y ver cómo sus actividades se traducen en beneficios económicos puede sonar a un objetivo deseable, pero no debe olvidarse que para lograrlo es necesaria una preparación exhaustiva.
Analizando los números de México, es posible notar una alarmante tasa de fracaso en cuanto a emprendimientos se refiere: basta con decir que un 75% de los mismos cierra operaciones al segundo año de vida. Existen numerosas razones que explican estos números, de las cuales algunas de las más importantes son:
Si bien estos errores son cometidos con frecuencia por emprendedores novatos, también afectan a los más experimentados, y en ocasiones, grandes empresas multinacionales con años de trayectoria han caído de forma estrepitosa por deficiencias organizativas.
Un caso llamativo es el de la empresa Kodak, quien durante años fue líder mundial en el segmento fotográfico. El tamaño de su organización se refleja en que, para los años 90, poseía una importante cuota de mercado.
Sin embargo, cometió un error que terminó llevándola a la quiebra: Ignorar la necesidad de un proceso de innovación. Cuando surgió la fotografía digital Kodak evitó sumarse a su desarrollo, priorizando aquellas áreas en la que ya tenía conocimiento fruto de años de experiencia.
Esto llevó a que la empresa perdiera la oportunidad de ser parte de la revolución digital debido a una resistencia inicial al cambio, y para cuando quiso sumarse, ya otras marcas habían logrado adelantarse de forma importante y controlar el mercado.
Otro caso conocido es el de Daewoo. La compañía coreana llegó a ser uno de los principales fabricantes de coches en el mundo. Sin embargo, el plan de negocio no daba margen de maniobra, y un contexto de crisis económica, llevó a que en el año 2000 la compañía fuera declarada en quiebra.
El análisis de lo escrito lleva a la clara visión de la importancia de la preparación a la hora de encarar emprendimientos, importancia que no decrece con el crecimiento de la empresa. Evitar errores básicos, en la mayoría de las ocasiones, puede significar la diferencia entre el éxito y el fracaso.