El comercio es el intercambio de un valor fijo por un producto o servicio. El comercio nacional, o comercio interior, se refiere a aquel que se lleva a cabo entre empresarios, comerciantes y clientes residentes de un mismo país, dentro de sus fronteras y que se rige bajo las mismas normas comerciales,
El comercio nacional es necesario para mantener el dinero en circulación dentro de un país, lo cual mejora la economía y el nivel de vida de sus ciudadanos. Además, el comercio entre regiones impulsa el desarrollo equitativo, el intercambio cultural, técnico y las inversiones a lo largo y ancho del país.
Gran parte de la población, en todos los países, se dedica a comercializar diversos productos para tener un negocio propio y un empleo independiente. El comercio interno le permite a la sociedad sobrevivir, ya que, por un lado, se cuenta con los productos para ser adquiridos y, por otro, le permite a las personas tener los recursos para poder adquirirlos.
Cuando la industria busca proveedores nacionales de insumos, se evita muchos riesgos, como interrupciones a la cadena de suministros por problemas de aduana, cambios en el pago de aranceles y la volatilidad del tipo de cambio.
En materia medioambiental, si el comercio nacional crece, se ayuda a reducir la huella de carbono que provoca la importación de productos de otros países.
El crecimiento en las exportaciones trajo como consecuencia el descuido del mercado interno en los últimos años.
Ahora, con la incertidumbre que atraviesa la economía por factores externos, como las negociaciones del Tratado de Libre Comercio de América del Norte y la inflación, es momento de voltear hacia el interior. De acuerdo con datos del INEGI, la balanza comercial en enero de 2018 presentó un déficit de (-)4,408 millones de dólares.
Al apoyar el comercio interno, las empresas se fortalecen, su producción aumenta y se diversifica con productos que satisfagan las necesidades del mercado nacional, lo cual reduce la necesidad de importaciones, principalmente las de alto valor que propician la generación de un déficit comercial.
Hoy más que nunca, el mercado interno se debe fortalecer. En los últimos meses, la situación tensa en materia de política exterior con Estados Unidos, ha propiciado un sentimiento nacionalista en la sociedad mexicana.
Esto ha generado diversas iniciativas en redes sociales que incitan a consumir productos mexicanos y a preferir las empresas mexicanas por sobre las extranjeras. Las pymes son las principales generadoras de empleo en el país, apoyarlas es un beneficio en todo sentido.
Sin embargo, estas empresas mexicanas deben comprometerse con los consumidores a ofrecer productos de calidad, precios competitivos, pertenecer al comercio formal y atenerse a las regulaciones ambientales.
Es preciso definir nuevos modelos económicos que fortalezcan el mercado nacional, legislación y políticas públicas que impulsen la apertura de empresas y fomenten la competitividad.
Consumir productos nacionales eleva el sentido de identidad y pertenencia, lo cual aumenta el interés de la sociedad por los problemas y desafíos que enfrenta el país, y motiva a trabajar de manera conjunta para impulsar su desarrollo.
Un claro ejemplo es IZA, empresa mexicana que brinda diversos espacios de trabajo en los cuales se genera un ecosistema perfecto para emprender, desarrollar empresas y negocios altamente productivos y calificados que se pueden potenciar entre ellos.