Como sucede con tantos fenómenos de los que se hace eco en las organizaciones, actualmente, la renuncia silenciosa es tendencia.
Especialmente porque en muchas oficinas, empleados y gerentes hablan en voz baja sobre el tema.
Además, en los últimos meses, el concepto de quiet quitting o renuncia silenciosa, ha cobrado notoriedad en redes sociales; por consiguiente, ha causado ruido entre los jóvenes.
Adicionalmente, con la aparición del COVID-19, llegó el trabajo en casa y, con ello, se descubrió que no era necesario ir a las oficinas. En este post profundizaremos sobre este tema en debate.
Los trabajadores están cansados y algunos han decidido poner un alto a largas jornadas laborales de manera silenciosa; en especial, porque el trabajo puede hacerse en mejores condiciones y dejar más tiempo para asuntos personales.
Ahora bien, el juego de palabras renuncia silenciosa señala un fenómeno donde el trabajador, en vez de renunciar a su trabajo; simplemente renuncia a dar más de lo que le corresponde. Por ejemplo:
Aunque, no todas las personas tienen la oportunidad de renunciar y buscar un mejor empleo; pero sí pueden establecer límites silenciosos sobre sus responsabilidades laborales.
Por ejemplo, renunciar al sobreesfuerzo desmedido que el mundo organizacional le exige a sus empleados; el cual se trata de no trabajar en exceso para las empresas que no se preocupan, en términos humanos, por sus empleados.
La renuncia silenciosa es un aviso de que es urgente realizar cambios, humanizar el trabajo y sus espacios. Este fenómeno, en tendencia, es una forma de afrontar el agotamiento, dijo un experto en comportamiento organizativo a la revista GQ.
Especialmente, porque el agotamiento se transforma en un riesgo en el lugar de trabajo; así como, el deterioro de la salud mental, el estrés y la ansiedad, que sufren millones de trabajadores en el mundo.
Otros motivos por los que ha incrementado la renuncia silenciosa son:
Después de la pandemia, los Millennials y la Generación Z no tienen las mismas oportunidades laborales y la seguridad financiera que tuvieron sus padres. Al contrario, muchos de ellos se han enfrentado a:
Por consiguiente, la percepción de empleo entre generaciones es diversa. Esto incluye, lo que ellos esperan de la compañía, el grado de entrega y compromiso que dejan ellos dentro. Por su parte, la Generación Z busca:
Pero, los Millennials tienen expectativas muy específicas cuando se trata de un rol o empresa. Es decir, quieren que su trabajo tenga sentido, propósito y que se adapte a su vida. Adicionalmente:
La Generación Z y los Millennials cada vez más renuncian silenciosamente a sus trabajos. El trasfondo es que, ambas generaciones, no tienen las mismas oportunidades laborales que sus padres.
Como respuesta a esta decepción, buscan cada vez más flexibilidad y propósito en su trabajo, además de equilibrio y satisfacción en sus vidas. Es decir, trabajan, pero no permiten que el trabajo domine sus vidas.
Las últimas generaciones buscan mayor variedad en sus vidas y la oportunidad de dedicarse más a sus pasiones, su propio bienestar y sus familias. Complementan la vida laboral con actividades secundarias relacionadas con sus hobbies.
Todo ello, con la finalidad de llevar una vida más equilibrada y orientada a la autorrealización. Este estilo de vida que persiguen los trabajadores más jóvenes se basa en la máxima de vivir de aquello que más les gusta hacer.
Es fundamental que los gerentes de las empresas no pierdan la calma ni se sientan amenazados ante este fenómeno social; por el contrario, deben usarlo a su favor para impulsar una transformación que fomente el bienestar del personal.
Es necesario que desde las empresas se promueva hallar el equilibrio entre la vida personal y el trabajo; de esta manera, los colaboradores se sentirán valorados y apreciados y se contribuirá a un mayor compromiso, lealtad y productividad.
Es necesario comprender que, al hacerlo, tanto las empresas como los colaboradores salen ganando. Algunas de las prácticas que las organizaciones pueden adoptar para evitar la renuncia silenciosa son:
Es fundamental que las organizaciones de hoy comprendan que la motivación y la pasión por el trabajo conservan el entusiasmo y la productividad. Este es el mejor antídoto para la renuncia silenciosa.
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